Hubo un tiempo en el que querías hacer todo. Creías que tenías que hacer todo. Creencias. Eran tiempos de estrés. Sensación de angustia, de no llegar. Sin control ni enfoque. A veces faltaba el aliento. Se te escapaban cosas que no sabías. No podías seguir así.
Querías destacar. Triunfar. Sobresalir. Reconocimiento. O simplemente cumplir. Ser profesional. Daba igual. Querías hacer todo. Siempre todo. Llegar a todo. No podía haber otra manera.
Descubriste GTD. Buena pinta. Te hacia sentir incómod@, pero eso era buena señal: resultados diferentes requieren nuevas soluciones. Leíste. Practicaste. Te equivocabas y continuabas. Ensayo y error. Un aprendizaje. Y otro. Y otro. Cada paso era un avance. Por cada buen hábito que incluías, uno malo sacabas. Doble ganancia. Mejora constante. Los resultados llegaron.
Y al final, sin darte cuenta, lo hiciste tuyo. Requirió tiempo y esfuerzo, pero lo conseguiste. Eres la misma persona, pero actúas de otra manera: más efectiva y con más sentido. Menos estrés. Ahora sabes que puedes hacer de todo, pero ni puedes ni tienes que hacer todo. Y es ahora cuando destacas, sobresales y triunfas. Porque triunfar es estar donde quieres estar.
Bienvenid@ al siglo XXI. ¡Así sí!